domingo, 5 de febrero de 2012

ANTIGONA.


ANTIGONA.



La trama de esta novela comienza cuando a la muerte de Edipo el rey, sus hijos varones se discuten el trono de su padre, sin embargo ninguno cedió y Polinices se enfrenta a el sucesor de su papa al trono, Tebas, cuando termina de la guerra entre los dos hermanos, por cuestión de el trono de su padre, el ya fallecido Edipo, ninguno de los dos hermanos gana la pelea, los dos murieron y como consecuencia queda en el trono uno de sus tíos, Creonte,  sin embargo a Tebas le dan  una sepultura  digna, ya que era rey en ese entonces, sin embargo a su otro hermano Polinices no, por haber desobedecido al rey, sin embargo Antígona, hermana de  Tebas y Polinices, movida por el amor y humanidad tan grande que tenia decide sepultar a su querido hermano Polinices.  



Pero el rey, ahora su tío Creonte junto con el coro, que era un conjunto de ancianos nobles, dictan que cualquiera que enterrara al desobediente Polinices, el “hermano traicionero” pagaría con su vida propia y el rey manda a un soldado a cuidar del cadáver para que su orden no sea desobedecida, aun así Antígona decide enterrar a su hermano pero no lo quería hacer sola y le dice a su otra hermana Ismena, pero su hermana temerosa de su tío e  indecisa le dice que no  podía pues no debía desobedecer a su tío y le dice que lo que Antígona hacia era algo bueno pero que por temor a lo que dictaba su tío no quería perder su vida. Pero Antígona, aun con que no contaba con la aprobación de su hermana ni de su tío decide hacerlo sola.



Cuando uno de los soldados se percata de que se le habían dado los rituales debidos a Polinices y encuentran a Antígona, la llevan  detenida debido a que había desobedecido la ley de su tío pero lo había hecho por que para ella ninguna ley humana debía de pasa por alto lo que los dioses tenían destinado a los ritos funerarios. Pero cuando Creonte le preguntó si era ella quien había cubierto el cuerpo de Polinices y afirmó q sí, que había sido ella y nadie más, Creonte no le creyó y pensó que Ismere tuvo algo que ver, pues la había visto sospechosa y mandó traerla a la presencia del rey, su tío Creonte. Pero Ismere ya había cambiado de idea, y sin haber participado en los hechos le dijo a su tío Creonte que ella había ayudado a Antígona y que era cómplice de su hermana.



Como consecuencia de mando  a ambas a una celda, pero aparece Hemión, hijo de Creonte y prometido de Antígona. Pero la ambición, obsesión  de la intransigencia de Creonte se convierte en algo peor  ya que porque no ve ni percibe que la  condena a Antígona alcanzaría también a Hemión, su hijo,  lo que el Coro señala como algo que podría afectar al futuro del reino a través de su heredero, ya que son dos ahora las muertes que esa inflexible orden de Creonte puede causar. Y aunque su Pero nada hace cambiar la opinión de el gobernante que decide dejar en libertad a Ismere mientras que a Antígona la iba a dejar abandonada en una cueva con un poco de comida, la iba a enterrar en vida, para que así “su muerte no salpicara a la ciudad”.



La entrada de Antígona, camino de su mortal destino, nos la muestra cambiada ya que se sintió desolada que menciono: “Sin llantos, sin amigos, sin himeneos, me llevan ya, triste de mí, a este viaje inevitable. Jamás me será dado ya, desventurada, ver el sagrado ojo del día; y mi muerte, muerte sin llantos, ningún ser amigo la llora”, con esto nos damos cuenta que Antígona había  perdido su altivez y la seguridad inicial. Increpada por Creonte y abandonada por todos, incluso por el Coro, su canto no era de triunfo en la condición que estaba sino de profunda tristeza, nostalgia y desolación



Cuando llega el anciano Tiresias  un invidente, anciano y adivino de Creonte  le menciona: “Príncipes de Tebas, dos venimos juntos acá con la vista de uno solo; pues así son los viajes de los ciegos, de la mano de un guía” Es el protagonista que únicamente hace cambiar de opinión a Creonte, aunque no desde el principio de su intervención, y le avisa de las desgracias que puede sufrir por sus decisiones sumamente prepotentes y dogmáticas: “Y tú ten por muy cierto que no han de cumplirse ya muchas vueltas del sol en su veloz carrera sin que tú mismo veas entregado, muerto por muerto, a un hijo de tu propia sangre; porque tienes echado al mundo de abajo a quien es del de arriba, encerrando indignamente a un vivo en una tumba, y retienes aquí a un cadáver, posesión de los dioses infernales, sin sepulcro, sin exequias, sin respeto. Todos son atropellos cometidos por ti [...] Pasará un tiempo, nada largo, y llenarán tu propio palacio lamentos de hombre y lamentos de mujeres...” Esta intervención produce un cambio radica y de inquietud en el comportamiento de Creonte. Y aunque en un principio se niega a aceptar su error, pero su seguridad se desmorona y, atemorizado, intenta evitar que se cumpla la condena de Antígona y dice: “Me voy yo mismo, así, sin más [...] Que yo, pues éste es el consejo que he tomado, yo lo he hecho, yo lo tengo que deshacer por mí mismo. Me voy temiendo que es lo mejor llegar al fin de la vida respetando las leyes establecidas” Ahí comienza a darse cuenta de sus errores, pero no será hasta el final de la obra, cuando encuentre a su hijo y a su mujer muertos, cuando se dé cuenta de que ha excedido sus limitaciones, y que se ha visto sobrepasado por el poder: “¡Ay de mi! A nadie, a nadie sino a mí se culpe jamás de este crimen. Yo te he muerto, hijo; yo, desdichado, lo confieso abiertamente. Sacadme de aquí, ¡oh siervos!, cuanto antes; sacadme fuera; yo ya no existo, yo ya no soy”



Pero cuando llegó adonde se encontraba Antígona, vio como estaba ahorcada y también vio como agarrado a su cintura estaba su hijo Hemión, que había puesto  su espada contra él, se la había clavado en el pecho, y en consecuencia había muerto. Al saber esto su madre de Hemón  se quita la vida y cuando el rey volvió a su palacio, con su hijo en brazos, encuentra que su esposa, Eurídice.



Ahora el castigo y remordimiento de  Creonte era lo único que le quedaba. Y  por haber castigado a su sobrina, por haber  dado sepultura a Polinices, después de que éste muriera en combate contra su ciudad natal, Tebas, y de la que es Creonte el máximo representante, su hijo y heredero, Hemón, y su esposa, Eurídice, habían muerto también como consecuencia de la muerte de Antígona. Creonte tubo  que ver morir a muchas personas para que al final  y sin  mas remedio, se diera cuenta de su gran error, de que una persona, por mucho poder, machismo, obsesión, que tenga aunque sea político y rey  siempre está por debajo de los dioses y des sus leyes y mandatos y que sobre eso esta el amor, y humanidad que como persona debía de mostrar.



Aspecto jurídico.


A punto muy personal, lo que puede sacar de esta novela es:  que un juez debe valorar la o las situaciones que se le presenten ya que se encuentra en un dilema, por un lado esta la ley que en algunos sentidos o materias es estricta sin embargo debe de ser y regirse también por la humanidad que tenemos todos como seres humanos, es decir debe de sopesar todo en una balanza y ver el fondo de las cosas antes de tomas una decisión ya que como Creonte sino pone en practica esto se dio cuenta que perdió a muchas personas pero todo por falta de equidad, que tuvo que mostrar para evitar otras cosas de mayor peso para el.

1 comentario:

  1. Tu entrada se parece mucho a estas dos: http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/11450987/Resumen-De-Antigona-de-Sofocles.html

    http://html.rincondelvago.com/antigona_sofocles_7.html

    Haces mucho énfasis en el resumen de la obra pero olvidas desarrollar tu comentario que resulta muy pobre. En próximas entradas quiero que le des más énfasis a tu opinión que al resumen. Espero que hayas leído Antigona, porque voy a preguntar de esa lectura en el examen.

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